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Fuente: El Mercurio

La depresión y los cuadros de angustia son problemas que se repiten entre los compañeros de Ignacio Mora (20). “Hay varios, incluyéndome, que van al psiquiatra. En algunos casos la universidad se pone demasiado complicada y mucha gente, como yo, no sabe manejar eso”, dice el estudiante de Ingeniería en Administración. “En el segundo semestre, que es más corto, tratan de hacerlo todo muy a la rápida. Entonces cuando alguien falta por una enfermedad, por ejemplo, se quedan atrasados, y eso genera molestia, desesperación incluso”. La percepción de Ignacio coincide con los datos de una investigación reciente realizada por la U. Católica de Temuco, que fue aplicada a 600 alumnos en ese plantel y en centros de educación superior de Concepción y Tarapacá. Según se vio, el 33% de los jóvenes ha acudido a apoyo psicológico y 11 de cada 100 asiste a terapia en este momento. Casi la mitad de los estudiantes (46%) tiene síntomas depresivos, el 45% experimenta síntomas de ansiedad y el 53,5 % presenta síntomas de estrés.

Herramientas escasas

El tema de la salud mental de los universitarios es tan importante que el doctor Tomás Baader, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la U. Austral, lo eligió para su exposición en el seminario “Suicidio en Chile”, que la Academia Chilena de Medicina realizará el 19 de junio. Baader maneja el tema. Hace 10 años que en la U. Austral realizan encuestas anónimas para conocer la salud mental de sus alumnos. “Hemos observado un progresivo incremento de los factores de riesgo: depresión, angustia, aumento de la tasa de consumo de alcohol y drogas, y de riesgo suicida”.

No es la única universidad que está preocupada. “Hemos detectado más situaciones de salud mental en los estudiantes en los últimos años, relativos a estado del ánimo y trastornos ansiosos, y también los trastornos adaptativos”, dice María Soledad Zuzulich, directora de Salud Estudiantil UC. Los trastornos adaptativos, explica, son desajustes entre lo que tienen que afrontar y las herramientas para hacerlo. “Esta generación tiene muchas virtudes, pero cierta fragilidad para afrontar algunas cosas, como sacar peor nota de la que esperaban”. Según cifras de la UC, el 35% de los alumnos que consultan a sus centros de salud tienen un trastorno del estado del ánimo. Por su parte, en la U. De Chile no creen que haya un aumento de problemas de salud mental entre sus estudiantes. “Lo que indican las cifras es que las atenciones se han mantenido constantes en relación a otros años; lo que ha sucedido es que el tema de salud mental se ha ido desestigmatizando, lo cual es positivo porque genera una mayor visibilidad”, asegura Juan Cortés, Vicerrector de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios. Sin embargo, están tomando medidas. Entre ellas, “el Consejo Universitario recientemente creó una comisión especial para tratar este tema de manera triestamental, por lo que se están elaborando nuevos programas y acciones que tienen como eje central la prevención y el manejo de los problemas en salud mental estudiantil”, agrega.

Sobreprotegidos

“Familias más dañadas”, “adolescentes que han estado solos por el exceso de trabajo de sus padres”, “sobreprotección paterna” para intentar compensar su ausencia, y aumento de consumo de alcohol y drogas, son algunas causas que han llevado a esta mayor vulnerabilidad, dice el doctor Baader. “Los jóvenes llegan al mundo universitario con vulnerabilidades que antes eran menos frecuentes”. Una exigencia académica mayor que la del colegio y, en muchos casos, tener que partir a estudiar a otra ciudad, termina completando el cuadro. “Y si no son capaces de establecer buenas redes sociales, empiezan a pasarlo mal, se aíslan”, dice. Zuzulich y Baader coinciden en que el ingreso a la universidad de alumnos de condiciones más desventajadas también puede traer vulnerabilidad en salud mental, en parte por el estrés de equiparar el conocimiento académico. Actuar para evitar problemas de salud mental, algunos tan graves como intentos de suicidios, es prioritario. Baader recomienda tener una red de emergencia en las universidades que pueda intervenir en crisis, algo que según dice, cada vez se está implementando en más casas de estudio. Otra medida urgente, asegura, es poder hacer un perfil de las condiciones de salud mental de los estudiantes para prevenir. “Hay que cruzar datos de evoluciones académicas, con variables sociodemográficas y escalas de salud mental, de determinación de depresión, de trastornos alimentarios, de abuso de alcohol, trastornos del sueño”.

Y junto a eso, promover espacios y talleres para que los alumnos interactúen. Eso es algo en lo que están trabajando en la U. de Chile. “Se ha incrementado y mejorado la infraestructura, los espacios y ofertas de actividad física y cultural dentro de la universidad, entendiendo que este tipo de actividades contribuyen a generar mejores ambientes y un clima de apoyo”, dice Cortés.

Reconocer y guiar

Capacitar a los profesores y administrativos para saber cómo actuar es otra clave. “La U. Austral está haciendo capacitaciones, sobre todo a directores de escuelas, pero también formando a secretarias y a los mismos estudiantes, para la intervención en crisis”, afirma Baader. Según el médico, “todas las universidades deberían contar con un plan de prevención como parte del proceso de acreditación”.

La UC también está capacitando a profesores, administrativos y estudiantes para prevenir, entre otros problemas, riesgos de suicidio. “Frente a un alumno que no viene a clases, que se lo ve irritable, que pide excepciones de manera sistemática, podría ser una alarma. Por eso se le enseña a las personas a tener un acercamiento empático con este alumno, y si detecta algo, referirlo a nuestro servicio”, dice M. Soledad Zuzulich. La iniciativa comenzó el año pasado y ya llevan dos mil personas capacitados. La idea es seguir creciendo. Si la crisis estalla, la UC también cuenta con un número de emergencia (5000), que permite llamar a una enfermera si un alumno, por ejemplo, rompe a llorar en clases y no se tranquiliza. “La enfermera hace screening de riesgo, contención y le ofrece atención en salud mental”. Si el caso lo requiere, se contacta a un servicio de urgencia. Cuando es el propio alumno el que pide ayuda, puede optar por una entrevista preclínica en la que no necesita pedir hora, y en la cual se lo deriva al servicio estudiantil que necesite, como consejerías y grupos de apoyo para la ansiedad. Pero aún falta para que estos programas se masifiquen.

Radiografía a una generación

"Las universidades no han cambiado su exigencia en los últimos 20 años, quizás algunas carreras tengan más materias, pero no es excesivo. Lo que ha cambiado es la tolerancia al estrés y el manejo emocional ante las situaciones de estrés, yeso tiene que ver con las vulnerabilidades de los mismos chicos”. DOCTOR TOMÁS BAADER, PSIQUIATRA Y PROFESOR UNIVERSIDAD AUSTRAL

"Son una generación diferente, con un estilo de crianza diferente: con padres exigentes, pero muchas veces poco contenedores. Y eso hace que cualquier fracaso se viva como algo malo, no como una oportunidad, o como un aprendizaje”. MARÍA SOLEDAD ZUZULICH, DIRECTORA DE SALUD ESTUDIANTIL UC

Cifras preocupantes

• 7 de cada 10 universitarios (68%) ha consumido alcohol en el último mes. 68% de ellos reconoció haberse embriagado una o más veces
• 1 de cada 2 estudiantes de universidades, institutos o centros de formación técnica ha consumido marihuana en el últimos 12 meses.
• 5,2% de los estudiantes universitarios reconoció haber consumido tranquilizantes sin receta médica en los últimos 12 meses.
• La 1° causa de muerte entre los chilenos de 20 a 39 años es el suicidio.

Datos del "Primer Estudio de Drogas en Educación Superior” (Senda y Minsal)