Ronit Yapur 

Este fin de semana termina el horario de verano y el sábado 1° de abril comienza el de invierno. Esta medida, implementada en Chile hace más de 50 años, está constantemente en discusión y hoy mantiene opiniones polarizadas respecto de si es beneficioso o no cambiar la hora todos los años, en relación al acceso a luz solar y los cambios en la rutina diaria que implica para estudiantes y trabajadores/as.

A las 00.00 hrs del 1° de abril, deberemos retrasar en una hora los relojes y dispositivos, desde las 00:00 a las 23:00 horas, para iniciar el horario de invierno. Para algunas personas este horario les acomoda porque el sol aparece más temprano que hoy y se aprovecha mejor la luz del día. Sin embargo, para otros/as la sola idea de que a las 7 de la tarde ya esté oscuro les incomoda. 

Al respecto, Constanza Rojas, psicóloga y jefa del programa de Ansiedad, Estrés y Sueño, de DAE-Salud y Bienestar Estudiantil, señala que enfrentar el cambio de horario a invierno implica desafíos de adaptación: “Como se va a retrasar una hora el horario, es probable que eso impacte en nuestra rutina previa a dormir y genere algún tipo de malestar inicial en ese desfase de las horas de dormir”. Pero el desafío que esto implique dependerá mucho de la capacidad de adaptación de cada persona, del cronotipo -es decir si son más activos durante el día o la noche, de su flexibilidad psicóloga y el estado de salud en que se encuentre en este momento”, sostiene Constanza.

Además, la psicóloga asegura que mantener firmes los factores protectores es clave: “Por ejemplo, comer saludable, hacer deporte. Eso nos va a ayudar a regular nuestro ciclo circadiano. Además, aprovechando el cambio de horario, siempre es bueno tener claridad de cuántas horas necesito dormir y ajustar el horario y tiempos de sueño (…) también es importante establecer nuestra rutina de sueño y adaptarla a nuestras necesidades".

A modo general, Constanza Rojas entrega varios consejos para armar una rutina saludable de sueño para que nuestras horas de dormir tengan el efecto esperado de descansar y afianzar lo vivido y aprendido ese día:

• Dormir entre 6 y 9 horas diarias

• Disminuir la luminosidad, ya que la melatonina se secreta en la oscuridad).

• Bajar el ritmo de las actividades, ya sean físicas como mentales.

• No tomar café, bebidas cola o energéticas a pocas horas de irse a dormir.

• Dejar las pantallas un buen rato antes de irnos a dormir. 

• Favorecer las monotareas, como leer, que no impliquen multitasking.

• Aplicar alguna estrategia de relajación. 

Asimismo, ella comenta que estos días debemos tener paciencia respecto de las variaciones de sueño, las que debieran pasarse a los pocos días. 

“Pero hay que estar atento. Si esas dificultades persisten, quizás es necesario pedir ayuda”. En ese caso, te invitamos a conocer y aprovechar los servicios que el área Ansiedad, Estrés y Sueño tiene para estudiantes UC, talleres, charlas, consejerías y muchas actividades.

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