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Por Valentina Carrasco

A partir de la actual pandemia de COVID19, hemos tenido que modificar nuestros hábitos y rutinas e incluso, a veces sin darnos cuenta, nos hemos exigido aún más que antes, en distintos ámbitos. Un efecto del prolongado confinamiento en que estuvimos durante 2020 y el primer semestre de este año, ha sido tener que pasar más tiempo en casa y mezclar nuestra vida personal con nuestro mundo de estudios y/o de trabajo, lo que ha conllevado a que a veces es difícil hacer la separación y tomarse el descanso necesario, cada día.

Para conversar de estos temas, el miércoles 18 de agosto se llevó a cabo el taller online “El ocio como fuente de bienestar”, organizado por Salud y Bienestar Estudiantil UC, en voz de la psicóloga Valentina Hughes, del equipo de salud mental, quien brindó a los(as) estudiantes participantes un momento de conversación y reflexión sobre que estamos o no haciendo en nuestras rutinas, y cuál es la percepción sobre el ocio. 

“El ocio es la madre de todos los vicios”, ¿o no? 

La charla inició con esta frase y, a partir de ella, se desprendió la negativa percepción que muchos(as) tienen incorporado desde pequeños(as) sobre qué es el ocio, pero sobre la cual Valentina entregó otra mirada: “Un gran porcentaje de la sociedad concibe el ocio como algo negativo. Sin embargo, es fundamental en nuestras vidas, debido a que contribuye positivamente en nuestro desarrollo como individuos”, señaló. Además, la profesional presentó al menos tres funciones esenciales del ocio en la vida del ser humano: 

1) Descanso: al igual que cuando apagamos todo tipo de dispositivo tecnológico, debemos procurar desconectarnos del trabajo y/o estudios, para dedicarnos a descansar. Es fundamental que podamos dormir al menos siete horas, ya que ésta es la forma natural de recuperar energía. Debemos tener en cuenta que la falta de sueño puede provocar problemas de salud a largo plazo. 

2) Desarrollo personal: no todo en la vida tiene que ser trabajo o estudios, también nuestro tiempo puede repartirse en distintas actividades que nos contribuyan a un mejor estilo de vida. Por ejemplo, practicar algún deporte, formar parte de un grupo de danza o aprender de manera autodidacta alguna disciplina que nos parezca interesante. Todas son instancias que nos ayudaran a nutrir nuestra mente positivamente.  

3) Diversión: compartir con los que más quieres, juntarse -en forma presencial o virtual- con amigos(as) que no vemos hace tiempo o salir a pasear/jugar con tu mascota son momentos que, sin duda, nos hacen felices y ayudan a mantenernos activos y concentrados. No olvides que tu NO SOLO eres estudiante, sino que también eres hijo(a), nieto(a), amigo(a) y más. 

Sumado a lo anterior, Valentina Hughes comentó que está comprobado que “la frecuencia de prácticas de ocio realizadas por los(as) estudiantes contribuye en el aumento de la percepción de un bienestar físico, psicológico y social”. Por lo tanto, es importante que cada uno(a) sea capaz de reflexionar sobre qué consideramos como un tiempo de ocio o incluso, en caso de no tener esta instancia, seamos capaces de incorporar esto como un hábito saludable.

Invitamos a los(as) estudiantes a cambiar el modo en que vemos el hacer una actividad distinta a las que hacemos por deber y que solemos realizar, día a día, y mantener una organización adecuada a nuestra realidad, para así, poder disfrutar de estos momentos de descanso, sin culpa ni interrupciones. 

Si estás estresado(a) o necesitas apoyo para sobrellevar este tiempo, te invitamos a conocer los servicios que tiene el Centro de Salud Mental Estudiantil.