Pandemia, dificultades emocionales y retorno a la presencialidad

Según la Encuesta de Caracterización de Estudiantes Chilenos de Educación Superior 2020, el 65% de los(as) jóvenes manifestó que los problemas emocionales relacionados con la pandemia amenazaba la continuidad de sus estudios. Hoy es necesario reflexionar sobre cómo retornar a la cotidianeidad, pero con ajuste de expectativas.

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Por Equipo Prevención de la Depresión

A la hora de hablar de depresión, entran en juego varios elementos. 

Desde las características más singulares de las personas hasta las relaciones que se establecen con otros, el contexto social y la cultura en que se desenvuelven. Determinantes sociales, exponen algunos, para enfatizar la relevancia de ciertos factores que tienen una relación más estrecha o directa con la configuración de un trastorno del ánimo como lo es la depresión. La desigualdad social, el nivel socioeconómico, las variables de género, las responsabilidades y el estrés a nivel familiar, muchas veces significan una carga emocional que puede influir en la configuración del ánimo depresivo. 

Entonces, ¿cómo no pensar y revisar nuestro ánimo luego de todo lo vivido por la pandemia de COVID-19? Sobre todo para los y las estudiantes que, en muchos casos, el inicio de su etapa universitaria fue en pleno confinamiento.

Según la Encuesta de Caracterización de Estudiantes Chilenos de Educación Superior, durante la pandemia por Covid-19, el 96% de los estudiantes universitarios tuvo clases online y el 65% de los encuestados refirió que sus dificultades emocionales durante la pandemia eran la principal razón que amenazaba la continuidad de sus estudios universitarios. Es decir, la salud mental y su expresión en el estado emocional fue un factor de interferencia en el ámbito académico, incluso al punto que para la mayoría de los y las jóvenes de las universidades de nuestro país, ese malestar emocional era incompatible con la posibilidad de rendir académicamente.

¿De qué forma se relaciona la crisis sanitaria con estas dificultades emocionales? Es necesario poner relevancia a los factores sociales y económicos que, en gran medida, influyen en el nivel de preocupación y afectación emocional de los estudiantes universitarios, según lo referido en la encuesta. En los y las estudiantes hay preocupaciones reales respecto de si se contará con los recursos económicos para sostener la carrera, en particular si producto de las dificultades para rendir académicamente, debido al malestar emocional y psicológico, se pudiese estar arriesgando la pérdida de becas o ayudas del Estado. En este sentido, la presión se volvió real, es así que “si no estudio y me concentro: pierdo”...sin embargo era difícil estudiar y concentrarse en un contexto de tanta incertidumbre, muerte y cambios. 

Por otra parte, la encuesta resalta adicionalmente la gran preocupación de los y las jóvenes respecto de salir y entablar relaciones con otros. Cuando ya fue posible empezar a retomar los encuentros, el temor al contagio volvió a hacerse presente. Este miedo amenaza, no a la propia seguridad, sino a la posibilidad de llevar el virus a sus entornos familiares y afectar a sus seres queridos, cargando con un fuerte sentimiento de culpa. 

Culpa y desgano, atrapados nuevamente en solitario. Ya Freud lo señalaba, la salud mental se sostiene en la capacidad de amar y trabajar, ámbitos centrales que han sido golpeados en esta pandemia: no se ha podido amar, no se ha podido estudiar, al menos como se quisiera. En situaciones de estrés prolongado es esperable que las personas se sientan emocionalmente cansadas, abatidas e incluso desinteresadas. No es que no ha pasado nada, al contrario, ha pasado mucho y por tanto la pregunta es ¿se quiere volver a lo mismo?; ¿cómo volver? Y para otros la pregunta será sobre ¿cómo empezar? 

Una pista pudiera ser: volver y/o empezar pero con ajuste de las expectativas. El mundo se ha vuelto impredecible, las emociones se han impuesto para ser escuchadas, los tiempos se han acortado con lo cual la necesidad de priorizar se ha vuelto relevante y el cuidado hacia los otros y hacia uno mismo se hace indispensable. Entonces, dar lo posible, aprendimos que el todo o el siempre no existen ni son garantía. El llamado es a darse tiempo, darse un tiempo para recuperar y recuperar-se, no es posible seguir como si nada. Solo decantando y digiriendo se puede construir experiencia, encontrar un saldo que nos permita ir conociendo el propio modo para lidiar con las incertidumbres, las frustraciones y con todo aquello que surja. Avanzar haciendo lo que se ama, por medio del modo que tiene cada uno y una para conectar con la vida.


Fuentes

- Freud, S (1914) Introducción al Narcisismo. 

- Morán J., Immel N., Miranda C., Carvacho R. (2020). Encuesta de caracterización de estudiantes chilenos de educación superior durante la pandemia por COVID-19: Aspectos académicos, relacionales y de salud mental. Recuperado desde http://midap.org/wp-content/uploads/2021/03/Ues-Covid.pdf

 

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Unidad de Salud Mental